sábado, 26 de enero de 2013
LO ESENCIAL Y LO SUPERFLUO
Yo creo que una buena manera de evaluar la calidad y la eficacia de los políticos es considerar si el gasto que hacen del dinero público está justificado: si se destina a actividades prescindibles y poco importantes, o si, por el contrario, a aquellas que resultan básicas y fundamentales para la sociedad. En el primer apartado podríamos colocar seguramente aeropuertos sin aviones ni viajeros, museos de arte contemporáneo sin colecciones adecuadas, monumentos a cualquier cosa, fuentes y figuras entorpecedoras en rotondas o plazas, cuadros caros de uno mismo en las instituciones, costosas páginas web, y, por supuesto, coches, viajes, saraos, cocktails, recepciones, fiestas, comidas y cenas, etc... etc... Lo necesario es la sanidad, la vivienda, la educación y la cultura, y, desde luego, el apoyo a empresas y trabajadores, infraestructuras que faciliten el desarrollo económico, y cosas parecidas. El Ayuntamiento de Madrid ha decidido que las escuelas municipales de música y danza no son necesarias y anda recortándoles las subvenciones. La música, como dicen los profesores afectados, sí es esencial, hace mejores ciudadanos, mejores personas, ayuda a los que sufren y estimula a los desvalidos. Es cultura con mayúsculas, es civilización, es belleza, es sensibilidad, es inteligencia, es todo lo que desearíamos que fueran nuestros hijos y nuestros vecinos. ¿Acaso el Ayuntamiento de Madrid desprecia tales virtudes, acaso estamos llegando a tocar el fondo pestilente de la indiferencia y la vulgaridad? En el concierto que han brindado esta mañana los profesores de esas escuelas, en las que hay niños y viejos todos amando la música, nos hemos puesto de pie para aplaudir, emocionados por la hermosa música interpretada, pero sobre todo por lo que esas maravillosas personas representan. Que sepan que no están solos.
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