miércoles, 27 de febrero de 2013
LOS MAYAS Y LA HISTORIA
No es frecuente que una antigua civilización tenga un sistema de cómputo cronológico que parta de un punto cero, de un comienzo de Era. Lo tuvieron los griegos, los romanos, los judíos, y también los mayas. Por el contrario, una civilización tan avanzada como la de los egipcios careció de un sistema de fijar los acontecimientos como ese. Lógicamente, tal sistema cronológico incide en la perspectiva propiamente histórica de los hechos que suceden; ¿quiere eso decir que los egipcios antiguos no tuvieron constancia de que los hechos políticos se inscribían en la Historia? Pues la respuesta parece difícil. Fue necesario que apareciera el célebre Manetón, ya en época muy tardía y con toda la influencia griega encima, para que a alguien se le ocurriera redactar una suerte de historia dinástica. Sin embargo, los mayas lo hicieron desde siempre, con sus jeroglíficos, en las estelas y también en los vasos pintados. Hasta ahora se han identificado unos doce vasos con largas inscripciones glíficas que narran las entronizaciones de los reyes de la entidad política de la Serpiente, una familia ligada a la ciudad arqueológica que hoy conocemos como Calakmul. En efecto, los mayas tenían un profundo sentido de la Historia, del acontecer histórico, del continuo temporal en el que se prenden los sucesos políticos. Tal vez porque, al creer que los segmentos temporales eran recurrentes, su análisis y estudio permitía avizorar y prevenir situaciones conflictivas; cada segmento estaba "cargado", y esa carga determinaba, seguramente dentro de unos márgenes, lo que iba a ocurrir. Con esa obsesión, los mayas desarrollaron, hasta extremos increíbles para una cultura con su tecnología, la astronomía, la escritura, la aritmética, el calendario y muchas otras disciplinas que estaban en el camino de convertirse en verdaderas ciencias. Y eso cuando Europa se encontraba en las tinieblas del medievo.
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