Se aproximan las navidades y, como si esa época feliz propiciara las buenas noticias americanistas y activara un resorte nervioso de los mayistas, se han sucedido los acontecimientos. Por un lado la reunión en Madrid de la Asociación Wayeb, con presencia de importantes investigadores, algunos de los cuales, al parecer, pronunciaron conferencias inéditas y estimulantes, y otros dijeron más o menos lo que llevan ya varios años diciendo. Yo no pude asistir porque tenía otras obligaciones, pero mis alumnos me contaron lo bien que habían estado el taller de jeroglíficos y las charlas de los iconólogos. ¡Estupendo! Me encanta que Madrid sea ya una ciudad de referencia para los estudios mayas, nada de esto se podía prever cuando en el lejano 1970 me hice cargo de las modestas enseñanzas relacionadas con esa civilización en la Complutense. No existía entonces la mayística en España, ni, por supuesto, había mayistas. Y hoy tenemos ya una generación entusiasta y conocida (Alfonso Lacadena, Cristina Vidal, Ana García, Gaspar Muñoz, Andrés Ciudad, Josefa Iglesias) y otros más jóvenes que siguen sus pasos. Me siento orgulloso y feliz.
Ana García, precisamente, organizó un seminario en la Universidad Rey Juan Carlos sobre viajeros y viajes prehispánicos, en el que predominaron los conferenciantes dedicados a los mayas. También he dado yo unas charlas en el máster del Instituto de Ciencias de las Religiones, y allí por donde hablamos de la cultura maya las gentes comprenden su excepcional importancia en la Historia Universal, y vamos haciendo que, poco a poco, esos estudios ocupen en España el papel que se merecen. Sólo falta que las instituciones públicas se impliquen de verdad y que aporten los medios necesarios para el desarrollo de las enseñanzas y las investigaciones (¿para cuándo, por ejemplo, un gran Instituto de Estudios Precolombinos? ¿Y más misiones con buenos proyectos en América?).
miércoles, 15 de diciembre de 2010
miércoles, 24 de noviembre de 2010
DECAPITACIÓN
Hay escenas de decapitación en vasijas pintadas y en relieves mayas, y sabemos que era una práctica sacrificial vinculada en ocasiones al juego de pelota. Mi opinión actual es que la decapitación ritual estaba relacionada con la conmemoración del final de los ciclos temporales. Como el juego de pelota se celebraba muy especialmente, quizás únicamente, en los momentos de terminación de esos ciclos, la decapitación consiguiente era el símbolo del punto crucial al que se había llegado en el transcurso del tiempo. Un período descabezado, acabado, que daba paso a uno nuevo. Claro es que sobre la simbología de la cabeza en sí se podría hablar mucho más, cazadores de cabezas en muchas partes del mundo, cabezas cercenadas en la costa del Perú, la cabeza de Kali que ella misma se corta, en la India, etcétera, pero eso lo dejo para otro día.
miércoles, 27 de octubre de 2010
LA SANGRE DE LOS MAYAS
He visto un documental de National Geographic sobre Teotihuacán. Se llama, no sé muy bien por qué, Las pirámides de la muerte. Aparecen varios investigadores, algunos amigos míos, diciendo cosas sobre la gran civilización que no añaden nada nuevo a lo que ya casi todo el mundo sabe. O mejor, no sabe, pues esa cultura, cuya influencia en el área maya fue determinante en muchos aspectos, es quizás la más misteriosa de Mesoamérica: ignoramos cómo se gobernaban los teotihuacanos, ignoramos dónde están enterrados sus dirigentes y cuáles eran sus nombres, ignoramos qué idioma hablaban, ignoramos las razones que les llevaron a emprender tan colosales obras como las pirámides del Sol y de la Luna, y también ignoramos la causa de que las restantes pirámides de la enorme urbe parezcan raquíticas al lado de las primeras, y eso que Teotihuacán fue creciendo en poder y riqueza desde el siglo I d.C. hasta por lo menos el siglo VI d.C.
Parece ser que las gentes de Teotihuacán, como todas las mesoamericanas, practicaban los sacrificios humanos más o menos reiteradamente, y en el documental, donde se afirma que las víctimas eran prisioneros de guerra, el actor que hace de sacrificado va ataviado, pintado y decorado, como si fuera maya. Quiere esto decir que, para los autores del documental, de los enfrentamientos entre teotihuacanos y mayas surgieron cautivos que, trasladados a la lejana metrópolis, acabaron sin corazón o sin cabeza. Ciertamente, algunas pruebas hay de que tal cosa sucedió, pero me extraña que los mayas no dejaran a su vez constancia escrita de esas derrotas y de los tristes destinos de ciertos miembros de su sociedad. En realidad, y dada la inmensa importancia de Teotihuacán, los mayas dedicaron muy poca atención en sus numerosas inscripciones jeroglíficas a esos invasores y poderosísimos comerciantes.
Parece ser que las gentes de Teotihuacán, como todas las mesoamericanas, practicaban los sacrificios humanos más o menos reiteradamente, y en el documental, donde se afirma que las víctimas eran prisioneros de guerra, el actor que hace de sacrificado va ataviado, pintado y decorado, como si fuera maya. Quiere esto decir que, para los autores del documental, de los enfrentamientos entre teotihuacanos y mayas surgieron cautivos que, trasladados a la lejana metrópolis, acabaron sin corazón o sin cabeza. Ciertamente, algunas pruebas hay de que tal cosa sucedió, pero me extraña que los mayas no dejaran a su vez constancia escrita de esas derrotas y de los tristes destinos de ciertos miembros de su sociedad. En realidad, y dada la inmensa importancia de Teotihuacán, los mayas dedicaron muy poca atención en sus numerosas inscripciones jeroglíficas a esos invasores y poderosísimos comerciantes.
lunes, 20 de septiembre de 2010
UN LIBRO MÁS
Acaba de salir mi nuevo libro titulado Dragones y dioses (Editorial Trotta, Madrid 2010). Es un ensayo al que tengo un especial cariño, primero porque completa la trilogía Umbrales del inframundo, que inicié con Laberintos de la Antigüedad en Alianza Editorial, y continué con Espejos de poder en la Editorial Miraguano, y segundo porque trata un asunto verdaderamente fascinante: la universalidad de las imágenes y las ideas relacionadas con los monstruos ofídicos. En el área maya la serpiente tratada con rasgos draconianos aparece en el arte en época muy temprana y perdura casi hasta la actualidad; ¿quién no ha oído hablar del famoso Quetzalcóatl, que entre los mayas se llamaba Kukulcán, tal vez la mejor ilustración de la popularidad y la significación del dragón en Mesoamérica? Pero hay otras muchas versiones y variantes; para los mayas, en el origen del mundo, en el momento antes de la creación, había ya un dragón acuático reposando en el océano primordial (véase mi edición del Popol Vuh tambien en la Editorial Trotta). Es un símbolo con una extraordinaria carga cosmológica y política, del que me ocupé lógicamente en el libro de los laberintos porque aparece como guardián del célebre Satunsat, el laberinto de la ciudad maya de Oxkintok. Espero que esta aproximación a tan importante icono, que ahora ve la luz en Trotta, sirva al menos para otorgar la importancia que merecen a los singulares dragones mayas.
jueves, 19 de agosto de 2010
Civilizaciones americanas
La revista National Geographic lanza una promoción y regala una serie de libros dedicada a las principales civilizaciones de la Antigüedad. Están Egipto (¿cómo no?) y Mesopotamia, China o Grecia, pero no hay ninguna americana. Me pregunto hasta cuándo los fabricantes de la popularidad de las civilizaciones darán la espalda a las viejas y portentosas culturas precolombinas. Ciertamente, y como sucede con cualquier otro artículo en la sociedad de consumo en la que vivimos, también las ideas son objeto de publicidad y promoción, también las preferencias artísticas o culturales, todo está en el punto de mira de la moda, de los gustos, de la "onda", y tal situación repercute en la investigación, en los fondos dedicados por los estados a la investigación y la docencia, y repercute en que los niños y los jóvenes vean como algo suyo o se desentiendan de unos u otros pueblos históricos. Aunque los mayas vayan "sonando" un poquito más, falta mucho para que ocurra lo mismo con los mochicas o con Tiahuanaco, y no digamos con los olmecas o con Chavín.
viernes, 2 de julio de 2010
SEXO Y ARQUEOLOGÍA
Como no podía ser de otra manera, el sexo se cuela también en el ámbito de la historia prehispánica de Mesoamérica. Asuntos que preocupaban mucho a las gentes del siglo XIX, y hasta principios del XX, como el honor, el trabajo, la familia, la honradez, la gloria, la fama, la política, la belleza, han sido desplazados en Occidente por la dualidad reinante desde el fin de la segunda guerra mundial: la violencia y el sexo. Así que probablemente tengamos en los próximos años numerosos estudios sobre estas cuestiones en las culturas mesoamericanas. De violencia ya se hablaba bastante por los sacrificios humanos, y ahora la revista Arqueología Mexicana anuncia que su número veraniego estará dedicado al sexo arqueológico. Bueno, en realidad poco arqueológico, ya que casi todo lo que sabemos o suponemos sobre esta actividad se basa en los escritos de época colonial. Y lo que me gustaría decir es que se debe tener mucho cuidado al aceptar opiniones de los escritores europeos, muchos de ellos clérigos, cuyos prejuicios e intereses distorsionaban profundamente a menudo los juicios que emitían. Eso de generalizar las prácticas sodomíticas entre los mayas u otros pueblos, por ejemplo, me parece de una llamativa simpleza, enfocada sin duda a poner de manifiesto la gran necesidad que esas gentes sentían de ser evangelizadas y conducidas al sendero de la verdadera fe y de las adecuadas costumbres.
martes, 1 de junio de 2010
PERÍODOS OBSOLETOS
Hace algunos años publiqué un artículo en la REVISTA ESPAÑOLA DE ANTROPOLOGÍA AMERICANA en el que abogaba por la modificación de la secuencia de períodos que se utiliza habitualmente para el estudio de la cultura maya antigua. Ya entonces, tras los sorprendentes hallazgos en El Mirador, Nakbé y otras ciudades muy tempranas, parecía absurdo afirmar que tales obras pertenecían al período Preclásico. Hoy todavía es más acuciante la reforma, la investigación en estos lugares demuestra que la civilización había surgido y estaba plenamente formada desde al menos el siglo V antes de Jesucristo. Cuando se discute, por ejemplo, si el complejo arquitectónico La Danta, en El Mirador, es la construcción más elevada y voluminosa de todas las mesoamericanas, y una de las mayores del mundo, parece ridículo seguir colocando esa manifestación cultural en el mismo nivel que Cuicuilco o Tlapacoya. El Clásico maya debería comenzar precisamente en ese siglo V a.C. y el Clásico mesoamericano debería empezar con el auge de la cultura olmeca, aunque en ese momento muchos sitios prehispánicos permanecieran todavía en un estadio formativo. Pero, si se trata de relacionar el Clásico maya con la escritura, el estado y una especial forma de gobierno, quizás valdría la pena utilizar la frase "Clásico predinástico" para caracterizar el período entre el siglo V a.C. y la famosa estela 29 de Tikal de finales del siglo III d.C. No obstante, creo firmemente que poco a poco se irán conociendo detalles sobre las monarquías y las escrituras anteriores al 292, y que, al final, todo será un único y esplendoroso Clásico extendido entre el siglo V a.C. y el hundimiento de la civilización de El Petén. Algunos autores norteamericanos, como Hansen y los Stuart, parece que ya van tímidamente sugiriendo un cambio de este tipo en la nomenclatura mayista.
miércoles, 26 de mayo de 2010
MÁS SOBRE PIRÁMIDES
Cuando hablamos de las dimensiones de las pirámides, en Mesoamérica o en otros lugares, conviene distinguir entre el edificio propiamente dicho y el acondicionamiento del terreno sobre el que se levanta. Como es lógico, en muchas ocasiones se aprovechó el relieve del suelo para construir sobre elevaciones naturales, pequeños promontorios o simples desniveles. Por eso, la cota de la construcción artificial se puede calcular de forma inexacta. En el caso de Toniná, por ejemplo, se trata de una acrópolis con un aterrazamiento expansivo sobre un terreno favorable. En el caso de El Mirador sucede algo parecido. Y eso no resta mérito a los ingenieros y arquitectos mayas; como ocurre en la formidable obra de Monte Albán, sucede a veces que las explanadas requieren un esfuerzo mayor que los edificios que se alzan en ellas. Y las terrazas llamadas basales también; en Oxkintok la modesta -aunque muy interesante- pirámide del grupo May se levantó sobre una megalítica plataforma basal cuyo relleno exigió mover inmensas piedras para nivelar e igualar el terreno. ¿Desde dónde debemos medir la altura de esa pirámide, desde el pavimento de la plataforma, desde el suelo de la plaza frente a la fachada, o desde un terreno más lejano que no haya sido acondicionado a propósito?
jueves, 13 de mayo de 2010
LA PIRÁMIDE MÁS GRANDE
Esta mañana les decía a mis alumnos que probablemente la pirámide más grande de Mesoamérica es la de Cholula, un verdadero cerro de más de 400 metros de lado en la base por unos 66 metros de altura, pero el caso es que la Pirámide del Sol de Teotihuacán tiene unas dimensiones semejantes, y el Templo IV de Tikal no debe ser mucho menor. ¿Por qué unas pirámides son tan voluminosas y elevadas y otras muchas no superan los 30 metros de altura?
Se podría argüir que depende de la riqueza y el poderío de las culturas que las construyen, pero la realidad es que Cholula nunca fue una sociedad comparable a Teotihuacán o a Tikal, y también se puede decir que depende del personaje, auténtico o imaginado, al que esté dedicada la construcción. Pero tampoco es así, pues las principales pirámides toltecas dedicadas al gran Quetzalcóatl, incluida la bellísima de Chichén Itzá, nunca fueron especialmente colosales. Y el rey que ordenó levantar el Templo IV de Tikal fue seguramente menos poderoso que su padre y que su abuelo, cuya pirámide-mausoleo es bastante menos gigantesca, aunque muy esbelta y de contundente perfil. Los templos-montaña, que nosotros solemos llamar pirámides, de los mayas o de otras gentes precolombinas, son símbolos de lectura e interpretación algo más complicadas de lo que se cree: como en el caso del templo funerario del fundador de la dinastía clásica de Copán, otros factores resultan tal vez esenciales, como la ornamentación esculpida y pintada. En Mesoamérica, mucho más que en Egipto, esos monumentos arquitectónicos ocultan aún muchos secretos y enigmas.
Se podría argüir que depende de la riqueza y el poderío de las culturas que las construyen, pero la realidad es que Cholula nunca fue una sociedad comparable a Teotihuacán o a Tikal, y también se puede decir que depende del personaje, auténtico o imaginado, al que esté dedicada la construcción. Pero tampoco es así, pues las principales pirámides toltecas dedicadas al gran Quetzalcóatl, incluida la bellísima de Chichén Itzá, nunca fueron especialmente colosales. Y el rey que ordenó levantar el Templo IV de Tikal fue seguramente menos poderoso que su padre y que su abuelo, cuya pirámide-mausoleo es bastante menos gigantesca, aunque muy esbelta y de contundente perfil. Los templos-montaña, que nosotros solemos llamar pirámides, de los mayas o de otras gentes precolombinas, son símbolos de lectura e interpretación algo más complicadas de lo que se cree: como en el caso del templo funerario del fundador de la dinastía clásica de Copán, otros factores resultan tal vez esenciales, como la ornamentación esculpida y pintada. En Mesoamérica, mucho más que en Egipto, esos monumentos arquitectónicos ocultan aún muchos secretos y enigmas.
martes, 13 de abril de 2010
La formación del arqueólogo
Cuando se trabaja en arqueología mesoamericana desde España es fácil sentir una cierta inquietud por lo lejanos que se encuentran los paisajes de nuestro interés. Ciertamente, para alguien dedicado a la Roma antigua un viaje de dos horas le coloca en los foros imperiales, pero los mayistas necesitamos diez horas de avión desde Madrid para pasear por el paseo de Montejo en Mérida de Yucatán. Eso implica tiempo y dinero, por lo que es también comprensible que sean los norteamericanos los extranjeros que más proyectos desarrollen en México y Guatemala. Además, y como algo fundamental, la formación de los estudiantes queda muy mermada en cuanto a la posibilidad de hacer prácticas de campo o visitar los yacimientos. También, no sólo hay que conseguir financiación, el papeleo es inmisericorde, y la incomprensión y las trabas de las autoridades de aquellos países a veces resultan insoportables. ¿Vale la pena, pues, trabajar en arqueología mesoamericana viviendo en España? Yo creo que sí, porque esta arqueología está teñida de exotismo, y ahí entran motivos idealistas y románticos que es necesario reivindicar y defender. Los mayas, o los teotihuacanos, o los olmecas, no deben ser únicamente objetos de estudio, deben ser igualmente objetos de amor. Ya sé que esto es difícil en nuestra época y nuestras sociedades materialistas, desprovistas de pasiones que no sean las del dinero o las deportivas, pero así pienso que debe ser.
miércoles, 10 de marzo de 2010
La impaciencia
Verdaderamente vivimos en sociedades impacientes. Hemos olvidado el dulce placer de la lentitud, o de la pereza, o de la meticulosidad tranquila. Todos mis amigos y colegas pasan su tiempo corriendo de acá para allá, y apenas lo tienen para sentarse a conversar sin prisas, y sin un objetivo concreto, sólo por el placer de hablar, de pensar, de oír a alguien decir cualquier cosa. El estilo defendido sin éxito por Jacques Tati ha pasado definitivamente a los museos, desaparecieron las tertulias de los cafés, desaparecieron los mismos cafés, y a la gente que uno encuentra en el ascensor se le hacen vagas y vanas promesas de "a ver si nos vemos algún día". Lo mismo sucede con el conocimiento, la sociedad presiona a los investigadores -o eso al menos creen ellos con un punto de inconsciencia- para que hagan sus trabajos ya, sus descubrimientos ya, sus avances ya, sus observaciones ya, sus libros ya, y cuantos más mejor. Nadie piensa que una excavación arqueológica en la vida, un buen libro en la vida, son más que suficientes. Acumulación, consumo masivo, ver y casi olvidar, ojear y desechar, ése es el tono, una tendencia de carácter periodístico. No me gusta, no me gusta, con los años voy apreciando la lentitud como uno de los más exquisitos sabores, y con la lentitud la reflexión y la mayor profundidad. Me preguntan a veces ¿cuándo sale tu próximo libro? Y siempre contesto, con poca convicción, pronto, pronto. Pero me gustaría dilatar mucho más esa experiencia única y maravillosa que es escribir de lo que uno ama.
viernes, 12 de febrero de 2010
EL MISTERIO DE LA CERÁMICA MAYA
Hay otras culturas en la América antigua que elaboraron bellísimas cerámicas, por ejemplo, los mochicas del Perú y sus vasijas esculpidas con figuras o escenas, o los mixtecas mesoamericanos que pintaron complicados diseños en brillantes colores, pero solamente los mayas hicieron de las superficies de sus recipientes el soporte de sus ideas religiosas y políticas en tal extensión y detalle. Las formas se supeditaban a esa finalidad crucial, la narración. Los millares de vasos ahora conocidos y catalogados, procedentes en su mayoría del saqueo y el comercio ilícito, constituyen una inmensa biblioteca en imágenes, únicamente comparable con la cerámica clásica griega, pero yo diría que aún con más variedad y con una ambición singular: expresar lo inexpresable, las sutilezas de las doctrinas esotéricas y místicas, la profundidad de las más complicadas ideas metafísicas. Y, desde el punto de vista estético, la confluencia del realismo con el idealismo, el exquisito gusto en la combinación de colores, las composiciones de un inquietante dinamismo y una fingida naturalidad. La cerámica pintada maya de los siglos clásicos, y muy especialmente el llamado estilo códice, es quizás uno de los logros artísticos mayores de la historia de la humanidad. Pero casi todas esas obras excelentes estaban destinadas a la oscuridad de las tumbas, ¿cuál era entonces el destinatario del mensaje? ¿qué virtudes poseían las imágenes por sí mismas?¿qué valor concedieron los mayas a la calidad de los diseños y de la ejecución?
lunes, 1 de febrero de 2010
LA TAREA DE LOS ARQUEÓLOGOS
Se ha escrito mucho sobre los fines y métodos de la arqueología, pero a fin de cuentas cada profesional la practica a su manera. Priman los métodos tradicionales y convencionales, adobados con el recurso a las nuevas tecnologías. No parece un mal procedimiento si tenemos en cuenta lo mucho que hemos aprendido en el último siglo sobre las culturas y civilizaciones antiguas. Pero hay una cuestión poco discutida y que quiero mencionar aquí, la dicotomía entre arqueología de campo y arqueología de gabinete. Porque hay arqueólogos que se pasan la vida en el campo, excavando, y otros que llevan a cabo uno o dos proyectos importantes y luego se retiran a meditar sobre ellos, a poner en orden datos e ideas, y a publicar sus interpretaciones. Estos últimos se parecen a los grandes antropólogos que, luego de una larga temporada en la sociedad elegida, dedican el resto de su tiempo a analizar minuciosamente lo que han observado. Los excavadores que excavan y excavan suelen saber más que nadie sobre los yacimientos investigados pero publican poco, sobre todo los latinoamericanos, y a veces se llevan a la tumba una valiosísima información. Recuerdo ahora a excavadores de Edzná o de Machu Picchu, a mis buenos amigos Millet Cámara y Chávez Bayón, de los que siempre esperó todo el mundo extensos libros. Y también Ramón Carrasco podría llenar miles de páginas con todo lo que sabe sobre Kabah y Calakmul. Las instituciones que patrocinan los proyectos deberían obligar a sus patrocinados a sentarse cada cierto tiempo y redactar volúmenes para la imprenta. Recordemos que al excavar se destruyen los datos que la tierra guarda, y que sólo el excavador puede recogerlos, estudiarlos, conservarlos, analizarlos y difundirlos.
miércoles, 13 de enero de 2010
VIEJOS PROFETAS
Nadie puede negar que los mayas fueron un pueblo de profetas. Como los israelitas. Sólo con los Libros de Chilam Balam ya hay suficiente información sobre los temas, el tono y la estructura de aquellas profecías, pero es que ahora sabemos que algunos textos del período clásico, por ejemplo de Palenque, mil años antes que los documentos coloniales yucatecos, también son profecías, o al menos lo parecen dada la semejanza que guardan con los de época tardía. Alfonso Lacadena, célebre epigrafista español, ha tratado muy bien este asunto en un excelente artículo publicado en ACTA MESOAMERICANA el año 2006, con lo que se demuestra además, paralelamente, lo muy conservadora que era la religión maya y la fuerte continuidad de muchas de las ideas y prácticas que la integran (contrariamente a lo que opinan algunos mayistas, como Claude Baudez, que dice que no se pueden citar manifestaciones religiosas posclásicas o coloniales para mejor explicar las de tiempos clásicos). De hecho, la estela 6 de la ciudad tabasqueña de Tortuguero, también incluye un vaticinio, pues afirma que en 2012, al acabar un ciclo de 13 baktunes que empezó el año 3114 a. C., algo sucederá, relacionado seguramente con un dios bastante misterioso al que se le llama en ocasiones Bolon Yokté, y que puede ser un avatar del dios del inframundo clasificado bajo la letra L, un fascinante príncipe de las tinieblas muy retratado en vasos pintados y asociado SIGNIFICATIVAMENTE con el comienzo del mundo en 3114 a. C.
Muy pocos datos, a mi intender, para un fenómeno tan importante; por alguna razón los mayas no quisieron hablar mucho del asunto, y este enigma es el primero que hay que solventar para avanzar después en el significado de la fecha mágica, de la misteriosa 2012.
Muy pocos datos, a mi intender, para un fenómeno tan importante; por alguna razón los mayas no quisieron hablar mucho del asunto, y este enigma es el primero que hay que solventar para avanzar después en el significado de la fecha mágica, de la misteriosa 2012.
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