Se aproximan las navidades y, como si esa época feliz propiciara las buenas noticias americanistas y activara un resorte nervioso de los mayistas, se han sucedido los acontecimientos. Por un lado la reunión en Madrid de la Asociación Wayeb, con presencia de importantes investigadores, algunos de los cuales, al parecer, pronunciaron conferencias inéditas y estimulantes, y otros dijeron más o menos lo que llevan ya varios años diciendo. Yo no pude asistir porque tenía otras obligaciones, pero mis alumnos me contaron lo bien que habían estado el taller de jeroglíficos y las charlas de los iconólogos. ¡Estupendo! Me encanta que Madrid sea ya una ciudad de referencia para los estudios mayas, nada de esto se podía prever cuando en el lejano 1970 me hice cargo de las modestas enseñanzas relacionadas con esa civilización en la Complutense. No existía entonces la mayística en España, ni, por supuesto, había mayistas. Y hoy tenemos ya una generación entusiasta y conocida (Alfonso Lacadena, Cristina Vidal, Ana García, Gaspar Muñoz, Andrés Ciudad, Josefa Iglesias) y otros más jóvenes que siguen sus pasos. Me siento orgulloso y feliz.
Ana García, precisamente, organizó un seminario en la Universidad Rey Juan Carlos sobre viajeros y viajes prehispánicos, en el que predominaron los conferenciantes dedicados a los mayas. También he dado yo unas charlas en el máster del Instituto de Ciencias de las Religiones, y allí por donde hablamos de la cultura maya las gentes comprenden su excepcional importancia en la Historia Universal, y vamos haciendo que, poco a poco, esos estudios ocupen en España el papel que se merecen. Sólo falta que las instituciones públicas se impliquen de verdad y que aporten los medios necesarios para el desarrollo de las enseñanzas y las investigaciones (¿para cuándo, por ejemplo, un gran Instituto de Estudios Precolombinos? ¿Y más misiones con buenos proyectos en América?).
miércoles, 15 de diciembre de 2010
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