¿Para qué sirve un museo? Muchas personas de la calle contestarían a esta pregunta diciendo que en los museos se guardan objetos preciados, antiguos, artísticos, únicos, extraordinarios, dignos de conservación y de ser mostrados a los ciudadanos. Tal postura subraya el carácter de almacén de los museos, algo así como un guardamuebles pero con entrada permitida a los curiosos. Otras personas dirían que los museos son lugares donde se enseña a las gentes, y sobre todo a los niños y adolescentes, la Historia, de la Tierra, de la Ciencia, del País, de la Ciudad, del Arte, etcétera, muy especialmente por medio de objetos y textos -y hoy con procedimientos de la moderna tecnología- pero también con guías que actúan a la manera de profesores Esta opinión confunde a los museos con academias o universidades.
En realidad, los museos son un poco de todo eso, aunque, sobre todo, creo yo, focos para impulsar y difundir el conocimiento. No es posible ni lógico concebir un museo en el siglo XXI sólo como almacén o centro de conferencias para grupos infantiles. Esta era la visión que algunas autoridades tenían de esas instituciones hace cien años, hoy el museo debe ser un centro de investigación y también de edición de los resultados de la investigación, un sitio de encuentro de grandes profesionales, de intercambio de las ideas que hacen progresar el pensamiento humano, sin perder, desde luego, el viejo carácter de ámbito para conservar y mostrar tesoros. Ya funcionan así numerosos museos en el mundo, y los de Estados Unidos han sido un modelo desde hace muchas décadas. Es lo único que puede justificar el mucho dinero que cuesta a los contribuyentes mantener en pie los vetustos o modernísimos edificios que los albergan.
miércoles, 4 de noviembre de 2009
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