jueves, 30 de abril de 2009
EL AUGE DE LO RELIGIOSO
En arqueología, exactamente igual que en otras muchas ramas de la ciencia o de la filosofía, hay modas. Cuando yo empecé a investigar a los antiguos mayas, allá por el remoto año de 1970, la preocupación general era la escritura jeroglífica, seguida por los problemas de ecología cultural (agricultura antigua, medio ambiente y paleoclimas, capacidad de mantenimiento del medio, producción de la tierra, intensificación de la producción etc). Poco después, y siguiendo una tradición ya vieja y nunca abandonada, se discutió mucho sobre urbanismo, si la ciudad maya era de verdad una ciudad o sólo un centro ceremonial. Más tarde invadió las publicaciones especializadas la fiebre de: ¿cuál era el sistema político de los antiguos mayas y qué clase de entidades territoriales gobernaban los ahauob? Se llegaron a comparar los "estados" mayas con los dominios kmer de Camboya, con las ciudades-estado helénicas, con los feudos medievales, con los países clánicos africanos, se habló de estados segmentarios, estados cónicos, estados secundarios, estados hegemónicos y hasta de superestados. Se buscaban modelos en la antropología o la sociología mundiales, en Asia, en África, donde fuera. Pero aquella gripe también pasó, y ahora, al parecer, le ha tocado el turno a la religión. En brazos de los avances epigráficos, y ante el hecho de que muchos arqueólogos mayores se cambian a la iconografía porque ya se hace muy duro el campo -y no digamos las infinitas y a menudo surrealistas gestiones burocráticas que necesita todo proyecto en América Latina-, el caso es que hay un auge creciente de la espiritualidad. Cuando yo publiqué mi primer libro sobre religión maya (en Alianza Editorial en los ochenta), sólo Thompson había escrito uno en ese estilo. Ahora los estudios y publicaciones se cuentan por docenas, y las mesas redondas y congresos, y se oye que los estudiosos se reparten el panteón para su estudio, tal persona está con Kawil, tal otra con Itzamná, tal otra ha terminado Chaak. ¡Magnífico! creo yo, este florecimiento ayudará, qué duda cabe, a un mejor acercamiento al alma de aquella fascinante civilización de la selva.
domingo, 19 de abril de 2009
LA ANTIGÜEDAD DEL POPOL VUH
Hace unos pocos días he tenido conocimiento del descubrimiento en el yacimiento prehispánico de El Mirador, en El Petén de Guatemala, de unos relieves arquitectónicos de estuco que representan una pareja de individuos en actitud aparente de nadar o volar. Según las noticias de prensa, que son la única fuente a la que he podido tener acceso, el excavador de la ciudad maya, Richard Hansen, ha interpretado tales relieves como un episodio del mito cosmogónico conocido por el nombre de POPOL VUH. Estoy deseando leer el informe del arqueólogo y los indicios que aduce como prueba para basar su hipótesis, porque si ése fuera el caso, es decir, si verdaderamente se tratara de una representación de los héroes gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, el hallazgo tendría una enorme importancia, ya que, además de los escasos vestigios ya existentes respecto a la presencia de la famosa historia mítica en el Período Preclásico Tardío (o Clásico Predinástico, como a mí me gusta llamarlo) que llega desde el 400 a.C hasta el 200 d.C. aproximadamente, como los que se han mencionado en la ciudad de Izapa, fuera de la zona nuclear de la civilización maya, tendríamos ahora una testimonio contundente de la profundidad temporal de un relato cosmogónico que yo creo es vertebrador de la civilización prehispánica y da cuenta de muchas de sus ideas religiosas.
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