viernes, 25 de septiembre de 2009
LOS MAYAS EN LA VIDA ESPAÑOLA
Si uno se dejara influir por datos tan contundentes como que la Universidad española jamás gana un premio Nobel, y que suele ocupar los puestos de cola en los ranking internacionales, podría llegar a la conclusión de que algo no funciona bien en esa institución docente del país ibérico. Con tal panorama, no sería sorprendente comprobar que los estudios mayas, como otros dedicados a las culturas indígenas americanas del pasado o del presente, ocupan un lugar insignificante en los planes de los distintos centros universitarios, estando ausentes de la inmensa mayoría. En la época franquista se prestó una cierta atención oficial a las disciplinas que indagaban y difundían el conocimiento sobre las ex-colonias, lo que parece lógico dada la ideología de nostalgia imperial del régimen, pero en la democracia las cosas no han mejorado mucho. Peor lo tienen, desde luego, los egiptólogos, asiriólogos, sinólogos y orientalistas en general, pero al menos con las sociedades que forman parte de la Historia de España entre los siglos XV y XIX, o aquellas que ocuparon los territorios americanos sobre los que los españoles impusieron su dominio, se podría pensar que las autoridades de las que depende la docencia y la investigación, habrían volcado su esfuerzo y atención. Al fin y al cabo, la retórica oficial siempre ha puesto énfasis en afirmar que los pueblos de Hispanoamérica son nuestros hermanos y nuestros socios prioritarios en lo político y lo económico. Pero ¡ay! las palabras no se corresponden con los hechos, y países como Francia o Alemania poseen en la actualidad más profesionales e instituciones dedicados a los estudios americanistas, en especial a las culturas antiguas y etnológicas, que la vieja madre patria de las repúblicas nacidas al sur del Río Grande. La solución es crear departamentos universitarios nuevos, bien dotados con medios y profesionales de prestigio, e impulsar los trabajos desde el CSIC, y de manera particular, quizás por lo que tiene de simbólico, hacer de una vez por todas que el Museo de América se convierta en un centro dinámico donde la investigación, la celebración de reuniones internacionales, la publicación de revistas y monografías de referencia, el patrocinio de expediciones, y otras actividades semejantes, tengan su sede mejor y su modelo más perfecto.
domingo, 6 de septiembre de 2009
LOS MAYAS Y MESOAMÉRICA
Es difícil entender bien lo que pasó en el área maya si no se conoce suficientemente lo que pasó en el resto de Mesoamérica. También pienso que a veces se ha exagerado algo la interdependencia entre unos y otros. Cuando estudiamos el Viejo Mundo antiguo solemos fijarnos sobre todo en los desarrollos regionales, incluso locales, dejando en un segundo plano el contexto más amplio. No sé si esto es mejor o peor, pero la civilización maya tiene tal personalidad que, aun sabiendo que comparte muchas cosas con Mesoamérica, podemos dedicarnos simplemente a ella sin pensar en los orígenes comunes ni en las relaciones. Un curioso ejemplo es el de los toltecas postclásicos, autores serios y leyendas varias defienden que fueron las gentes de Chichén Itzá las que influyeron en Tula, y no al revés, porque Tula es un modesto asentamiento comparado con la gran urbe yucateca, pero especialmente porque el espíritu de las manifestaciones artísticas del área maya -incluidas las toltecas- es mucho más fuerte y poderoso que el de los provincianos de Tula. Aquí la historia y el mito van de la mano, y si la arqueología no lo remedia, nunca sabremos qué pasó realmente.
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