lunes, 20 de septiembre de 2010
UN LIBRO MÁS
Acaba de salir mi nuevo libro titulado Dragones y dioses (Editorial Trotta, Madrid 2010). Es un ensayo al que tengo un especial cariño, primero porque completa la trilogía Umbrales del inframundo, que inicié con Laberintos de la Antigüedad en Alianza Editorial, y continué con Espejos de poder en la Editorial Miraguano, y segundo porque trata un asunto verdaderamente fascinante: la universalidad de las imágenes y las ideas relacionadas con los monstruos ofídicos. En el área maya la serpiente tratada con rasgos draconianos aparece en el arte en época muy temprana y perdura casi hasta la actualidad; ¿quién no ha oído hablar del famoso Quetzalcóatl, que entre los mayas se llamaba Kukulcán, tal vez la mejor ilustración de la popularidad y la significación del dragón en Mesoamérica? Pero hay otras muchas versiones y variantes; para los mayas, en el origen del mundo, en el momento antes de la creación, había ya un dragón acuático reposando en el océano primordial (véase mi edición del Popol Vuh tambien en la Editorial Trotta). Es un símbolo con una extraordinaria carga cosmológica y política, del que me ocupé lógicamente en el libro de los laberintos porque aparece como guardián del célebre Satunsat, el laberinto de la ciudad maya de Oxkintok. Espero que esta aproximación a tan importante icono, que ahora ve la luz en Trotta, sirva al menos para otorgar la importancia que merecen a los singulares dragones mayas.
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