sábado, 23 de mayo de 2009
DIOSES O NO DIOSES
Desde hace algún tiempo varios investigadores de la cultura maya insisten en la inexistencia de suficientes pruebas de la presencia de dioses en el período Clásico (200-900 d.C.). Se basan principalmente en lo muy escasos que son los hallazgos de figuras o imágenes que se puedan interpretar como divinidades. He explicado en artículos y libros recientes que la ausencia de tales esculturas, pensadas como las que llenan los templos hindúes, por ejemplo, no es prueba del ateísmo de los mayas antiguos. Diversas culturas politeístas practican una idolatría restringida en la que es difícil encontrar "ídolos" de esta clase. Pero es que, además, la iconografía y la epigrafía de los últimos veinte años han mostrado contundentemente la presencia de dioses en inscripciones, relieves, pinturas, y en esculturas de pequeño tamaño. Solamente con las cerámicas pintadas clásicas, según el catálogo confeccionado por el fotógrafo Justin Kerr, obtenemos imágenes irrefutables de más de diez dioses, muchos de los cuales ya eran viejos conocidos a través de la información etnohistórica y etnológica. Otra cosa es dudar de la adoración que se pudo rendir en los espacios sagrados de las ciudades a esas figuras divinas. Yo creo que los mayas tenían una religión en la que no era sustancial el culto que implica a las imágenes de los dioses, sino que en sus templos se celebraba a los antepasados principalmente, participando los dioses en el ritual antes como un marco cosmológico dado que como unas entidades sobrenaturales que exigieran la idolatría de forma directa. Se invocaba a los dioses, y los mitos estaban siempre vigentes, pero no había muchas representaciones escultóricas de ellos en lugares de veneración como los que luego levantarían los aztecas.
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