FIRMA DE LIBROS

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DRAGONES

DRAGONES
Dragón en un vaso maya

miércoles, 9 de diciembre de 2009

A VUELTAS CON EL AÑO 2012

He ido el otro día a ver la película 2012. El reclamo publicitario decía "estábamos advertidos", se supone que debido a que los mayas antiguos dejaron dicho y escrito que el mundo se iba a terminar en tal fecha. Por supuesto, creo que si seguimos destruyendo el planeta con un crecimiento industrial alocado y con ataques a la naturaleza una y otra vez, llegará el momento en que la especie humana sufrirá las consecuencias, y eso puede ocurrir dentro de cien o de mil años. También pienso que dependemos de una estrella, el sol, que tiene sus días contados y que puede pasar por etapas de especial actividad que nos afecten. Y además están los meteoritos, como el de los dinosaurios, que por cierto cayó a la Tierra en las proximidades de la península de Yucatán. Por lo tanto, el fin del mundo no es una hipótesis absurda. Lo que sí resulta bastante arriesgado es implicar a los mayas en esta cuestión, porque los mayas no "profetizaron" el fin del mundo, sino que opinaban que al finalizar un ciclo temporal de algo más de cinco mil años se daba un cambio y el comienzo de otro ciclo. Nosotros suponemos que los mundos anteriores, descritos muy ligeramente en mitos como el Popol Vuh, duraban precisamente el tiempo de uno de tales ciclos, y por eso hay quien imagina que el mundo nuestro, que fue igualmente el de los mayas arqueológicos -que había empezado en el año 3114 a.C.- terminará en 2012. ¿Qué sucederá en ese fatídico día de diciembre de 2012? Me gustaría creer que el mundo, y la gente que lo habita, se trasformará, en algo mejor, más placentero, más inteligente, más espiritual, más honesto, más pacífico, más justo, más religioso. Estoy seguro que los mayas, al menos, lo hubieran querido así.

miércoles, 4 de noviembre de 2009

HABLEMOS DE MUSEOS

¿Para qué sirve un museo? Muchas personas de la calle contestarían a esta pregunta diciendo que en los museos se guardan objetos preciados, antiguos, artísticos, únicos, extraordinarios, dignos de conservación y de ser mostrados a los ciudadanos. Tal postura subraya el carácter de almacén de los museos, algo así como un guardamuebles pero con entrada permitida a los curiosos. Otras personas dirían que los museos son lugares donde se enseña a las gentes, y sobre todo a los niños y adolescentes, la Historia, de la Tierra, de la Ciencia, del País, de la Ciudad, del Arte, etcétera, muy especialmente por medio de objetos y textos -y hoy con procedimientos de la moderna tecnología- pero también con guías que actúan a la manera de profesores Esta opinión confunde a los museos con academias o universidades.
En realidad, los museos son un poco de todo eso, aunque, sobre todo, creo yo, focos para impulsar y difundir el conocimiento. No es posible ni lógico concebir un museo en el siglo XXI sólo como almacén o centro de conferencias para grupos infantiles. Esta era la visión que algunas autoridades tenían de esas instituciones hace cien años, hoy el museo debe ser un centro de investigación y también de edición de los resultados de la investigación, un sitio de encuentro de grandes profesionales, de intercambio de las ideas que hacen progresar el pensamiento humano, sin perder, desde luego, el viejo carácter de ámbito para conservar y mostrar tesoros. Ya funcionan así numerosos museos en el mundo, y los de Estados Unidos han sido un modelo desde hace muchas décadas. Es lo único que puede justificar el mucho dinero que cuesta a los contribuyentes mantener en pie los vetustos o modernísimos edificios que los albergan.

viernes, 25 de septiembre de 2009

LOS MAYAS EN LA VIDA ESPAÑOLA

Si uno se dejara influir por datos tan contundentes como que la Universidad española jamás gana un premio Nobel, y que suele ocupar los puestos de cola en los ranking internacionales, podría llegar a la conclusión de que algo no funciona bien en esa institución docente del país ibérico. Con tal panorama, no sería sorprendente comprobar que los estudios mayas, como otros dedicados a las culturas indígenas americanas del pasado o del presente, ocupan un lugar insignificante en los planes de los distintos centros universitarios, estando ausentes de la inmensa mayoría. En la época franquista se prestó una cierta atención oficial a las disciplinas que indagaban y difundían el conocimiento sobre las ex-colonias, lo que parece lógico dada la ideología de nostalgia imperial del régimen, pero en la democracia las cosas no han mejorado mucho. Peor lo tienen, desde luego, los egiptólogos, asiriólogos, sinólogos y orientalistas en general, pero al menos con las sociedades que forman parte de la Historia de España entre los siglos XV y XIX, o aquellas que ocuparon los territorios americanos sobre los que los españoles impusieron su dominio, se podría pensar que las autoridades de las que depende la docencia y la investigación, habrían volcado su esfuerzo y atención. Al fin y al cabo, la retórica oficial siempre ha puesto énfasis en afirmar que los pueblos de Hispanoamérica son nuestros hermanos y nuestros socios prioritarios en lo político y lo económico. Pero ¡ay! las palabras no se corresponden con los hechos, y países como Francia o Alemania poseen en la actualidad más profesionales e instituciones dedicados a los estudios americanistas, en especial a las culturas antiguas y etnológicas, que la vieja madre patria de las repúblicas nacidas al sur del Río Grande. La solución es crear departamentos universitarios nuevos, bien dotados con medios y profesionales de prestigio, e impulsar los trabajos desde el CSIC, y de manera particular, quizás por lo que tiene de simbólico, hacer de una vez por todas que el Museo de América se convierta en un centro dinámico donde la investigación, la celebración de reuniones internacionales, la publicación de revistas y monografías de referencia, el patrocinio de expediciones, y otras actividades semejantes, tengan su sede mejor y su modelo más perfecto.

domingo, 6 de septiembre de 2009

LOS MAYAS Y MESOAMÉRICA

Es difícil entender bien lo que pasó en el área maya si no se conoce suficientemente lo que pasó en el resto de Mesoamérica. También pienso que a veces se ha exagerado algo la interdependencia entre unos y otros. Cuando estudiamos el Viejo Mundo antiguo solemos fijarnos sobre todo en los desarrollos regionales, incluso locales, dejando en un segundo plano el contexto más amplio. No sé si esto es mejor o peor, pero la civilización maya tiene tal personalidad que, aun sabiendo que comparte muchas cosas con Mesoamérica, podemos dedicarnos simplemente a ella sin pensar en los orígenes comunes ni en las relaciones. Un curioso ejemplo es el de los toltecas postclásicos, autores serios y leyendas varias defienden que fueron las gentes de Chichén Itzá las que influyeron en Tula, y no al revés, porque Tula es un modesto asentamiento comparado con la gran urbe yucateca, pero especialmente porque el espíritu de las manifestaciones artísticas del área maya -incluidas las toltecas- es mucho más fuerte y poderoso que el de los provincianos de Tula. Aquí la historia y el mito van de la mano, y si la arqueología no lo remedia, nunca sabremos qué pasó realmente.

lunes, 20 de julio de 2009

LOS MAYAS EN LOS MUSEOS

Tengo que reconocer abiertamente que yo soy un loco de los museos, me gustan de cualquier cosa, desde los arqueológicos -claro está- a los navales, desde los de artes populares a los del vino. El Museo, así, con mayúscula, es un insólito espacio en el que se refugian, agrupados y ordenados para multiplicar su sentido, objetos y discursos, sugerencias y sueños, informaciones y dudas, y, sobre todo, ideas y bellezas. No hace falta mucho esfuerzo para viajar por el mundo y por el tiempo, y por los seres humanos, recorriendo pausadamente cualquier museo. Templos de la imaginación, catedrales de la memoria, monumentos a la grandeza y miseria de nuestra especie, todo eso son para mí los museos. Y, porque los respeto y venero tanto, me duele ver algunos en tan pobre situación, tan desatendidos, medio ruinosos a veces, inactivos, agonizantes. Pues los museos deben, para conservar su espíritu, moverse: cambiando, proyectando toda clase de actividades pertinentes, investigando y publicando. Rara vez relaciono a los mayas, a las culturas precolombinas en general, con museos españoles, ya que los que poseen algunas colecciones más o menos interesantes, se limitan a conservarlas depositadas en cajas o vitrinas, y nada más. Cuánto me gustaría que hubiera misiones permanentes, con proyectos de arqueología, etnología, lingüística, en el campo americano, en los distintos países de Iberoamérica, patrocinadas por museos españoles, y que estas instituciones fueran conocidas en todo el mundo por el prestigio de sus investigadores de plantilla, y que las publicaciones gestadas allí y con su sello fueran fundamentales en los campos etnológico y arqueológico de América (con excelentes revistas científicas, y magníficas colecciones de libros); y que nuestros museos organizaran congresos y coloquios a los que vinieran los mejores estudiosos, y que las series de cursos y conferencias en ellos impartidos constituyeran referencias inevitables. Y que las exposiciones temporales se sucedieran, a cual más interesante. En fin, son deseos que salen de una mente escéptica, quizá por vieja. Pero, francamente, como dijo Valéry, no se puede vivir sin ilusiones.

miércoles, 1 de julio de 2009

La trascendencia de lo trascendente

Me dice algo Xiona Meiji que me hace pensar. Cuando yo planteo los enigmas de la civilización maya queda en el aire lo antieconómico de las decisiones que tomó esa cultura a lo largo de su historia. Pero mi comentarista sugiere que las armas mayas, menos eficaces que las de los teotihuacanos, hubieran sido conservadas y nunca sustituídas por motivos religiosos. Es decir, las prioridades de una sociedad no pueden ser establecidas mediante criterios basados en la experiencia y decisiones de la llamada civilización occidental moderna. Ciertamente, en el Viejo Mundo, comprendiendo ahí las culturas antiguas del Próximo Oriente, lo "económico" fue la guía en la mayor parte de las decisiones que produjeron la evolución hacia los estados que conocemos, y también la causa frecuente del declive y del desplome final. Es decir, que los egipcios, por ejemplo, en cuanto pudieron sustituyeron el cobre de sus armas por el hierro, que se perfeccionaron los sistemas de navegación que favorecían el comercio y las ganancias, que se conquistaron -o se intentaron conquistar- los territorios donde abundaban las materias primas. ¿Es que los mayas no siguieron esas universales tendencias? Pues parece que en algunas cosas definitivamente no. Aunque, a nuestro modo de ver, salieran perjudicados. Pero, verdaderamente, no sé de qué nos sorprendemos, cuando el bien más preciado, la vida, se ha entregado una y otra vez por motivos aparentemente irracionales o muy poco "económicos", la fe religiosa, el patriotismo, el orgullo, o toda clase de creencias más o menos oscuras. En conclusión, los pueblos, muchos pueblos, se mueven antes por razones espirituales que por razones materiales. Tal vez fue ése el caso de los mayas, una sociedad enferma de espiritualidad.

jueves, 4 de junio de 2009

LOS BLOGS

Empecé a escribir estos dos blogs con la intención de hacer comentarios generales en uno y hablar de mi propia carrera de profesor e investigador en el otro. Al final ambas razones se han mezclado, y por ello sugiero a mis lectores que vean los dos blogs, con entradas que procuro que sean mensuales, aunque nunca estoy seguro de tener el tiempo necesario (y la inspiración sobre qué asuntos vale la pena tratar). Gracias siempre a los que se interesan por estas cuestiones, y añado las direcciones:
www.riveradorado.blogspot.com
www.miguelriveradorado.blogspot.com

sábado, 23 de mayo de 2009

DIOSES O NO DIOSES

Desde hace algún tiempo varios investigadores de la cultura maya insisten en la inexistencia de suficientes pruebas de la presencia de dioses en el período Clásico (200-900 d.C.). Se basan principalmente en lo muy escasos que son los hallazgos de figuras o imágenes que se puedan interpretar como divinidades. He explicado en artículos y libros recientes que la ausencia de tales esculturas, pensadas como las que llenan los templos hindúes, por ejemplo, no es prueba del ateísmo de los mayas antiguos. Diversas culturas politeístas practican una idolatría restringida en la que es difícil encontrar "ídolos" de esta clase. Pero es que, además, la iconografía y la epigrafía de los últimos veinte años han mostrado contundentemente la presencia de dioses en inscripciones, relieves, pinturas, y en esculturas de pequeño tamaño. Solamente con las cerámicas pintadas clásicas, según el catálogo confeccionado por el fotógrafo Justin Kerr, obtenemos imágenes irrefutables de más de diez dioses, muchos de los cuales ya eran viejos conocidos a través de la información etnohistórica y etnológica. Otra cosa es dudar de la adoración que se pudo rendir en los espacios sagrados de las ciudades a esas figuras divinas. Yo creo que los mayas tenían una religión en la que no era sustancial el culto que implica a las imágenes de los dioses, sino que en sus templos se celebraba a los antepasados principalmente, participando los dioses en el ritual antes como un marco cosmológico dado que como unas entidades sobrenaturales que exigieran la idolatría de forma directa. Se invocaba a los dioses, y los mitos estaban siempre vigentes, pero no había muchas representaciones escultóricas de ellos en lugares de veneración como los que luego levantarían los aztecas.

jueves, 30 de abril de 2009

EL AUGE DE LO RELIGIOSO

En arqueología, exactamente igual que en otras muchas ramas de la ciencia o de la filosofía, hay modas. Cuando yo empecé a investigar a los antiguos mayas, allá por el remoto año de 1970, la preocupación general era la escritura jeroglífica, seguida por los problemas de ecología cultural (agricultura antigua, medio ambiente y paleoclimas, capacidad de mantenimiento del medio, producción de la tierra, intensificación de la producción etc). Poco después, y siguiendo una tradición ya vieja y nunca abandonada, se discutió mucho sobre urbanismo, si la ciudad maya era de verdad una ciudad o sólo un centro ceremonial. Más tarde invadió las publicaciones especializadas la fiebre de: ¿cuál era el sistema político de los antiguos mayas y qué clase de entidades territoriales gobernaban los ahauob? Se llegaron a comparar los "estados" mayas con los dominios kmer de Camboya, con las ciudades-estado helénicas, con los feudos medievales, con los países clánicos africanos, se habló de estados segmentarios, estados cónicos, estados secundarios, estados hegemónicos y hasta de superestados. Se buscaban modelos en la antropología o la sociología mundiales, en Asia, en África, donde fuera. Pero aquella gripe también pasó, y ahora, al parecer, le ha tocado el turno a la religión. En brazos de los avances epigráficos, y ante el hecho de que muchos arqueólogos mayores se cambian a la iconografía porque ya se hace muy duro el campo -y no digamos las infinitas y a menudo surrealistas gestiones burocráticas que necesita todo proyecto en América Latina-, el caso es que hay un auge creciente de la espiritualidad. Cuando yo publiqué mi primer libro sobre religión maya (en Alianza Editorial en los ochenta), sólo Thompson había escrito uno en ese estilo. Ahora los estudios y publicaciones se cuentan por docenas, y las mesas redondas y congresos, y se oye que los estudiosos se reparten el panteón para su estudio, tal persona está con Kawil, tal otra con Itzamná, tal otra ha terminado Chaak. ¡Magnífico! creo yo, este florecimiento ayudará, qué duda cabe, a un mejor acercamiento al alma de aquella fascinante civilización de la selva.

domingo, 19 de abril de 2009

LA ANTIGÜEDAD DEL POPOL VUH

Hace unos pocos días he tenido conocimiento del descubrimiento en el yacimiento prehispánico de El Mirador, en El Petén de Guatemala, de unos relieves arquitectónicos de estuco que representan una pareja de individuos en actitud aparente de nadar o volar. Según las noticias de prensa, que son la única fuente a la que he podido tener acceso, el excavador de la ciudad maya, Richard Hansen, ha interpretado tales relieves como un episodio del mito cosmogónico conocido por el nombre de POPOL VUH. Estoy deseando leer el informe del arqueólogo y los indicios que aduce como prueba para basar su hipótesis, porque si ése fuera el caso, es decir, si verdaderamente se tratara de una representación de los héroes gemelos Hunahpú e Ixbalanqué, el hallazgo tendría una enorme importancia, ya que, además de los escasos vestigios ya existentes respecto a la presencia de la famosa historia mítica en el Período Preclásico Tardío (o Clásico Predinástico, como a mí me gusta llamarlo) que llega desde el 400 a.C hasta el 200 d.C. aproximadamente, como los que se han mencionado en la ciudad de Izapa, fuera de la zona nuclear de la civilización maya, tendríamos ahora una testimonio contundente de la profundidad temporal de un relato cosmogónico que yo creo es vertebrador de la civilización prehispánica y da cuenta de muchas de sus ideas religiosas.

viernes, 27 de febrero de 2009

LAS PROFECÍAS MAYAS

Se acerca el año 2012, y muchas personas han oído hablar de una profecía maya que anuncia el fin del mundo. Me han preguntado sobre este asunto en repetidas ocasiones. En efecto, los mayas antiguos, al menos en el período llamado Postclásico (900-1540 d.C.), tuvieron entre los miembros de su élite a una clase de practicadores religiosos denominados "chilames", gente que clamaba sobre los acontecimientos por venir, anunciando sobre todo las catástrofes previstas. Muchas de esas profecías se encuentran recogidas en los libros de Chilam Balam, que son textos escritos por personajes destacados de los diferentes poblados indígenas yucatecos, manuscritos tradicionales que han sido publicados por historiadores y antropólogos. Hablan tales presagios de hambrunas, malas cosechas, guerras y conflictos, y hasta de la llegada de los hombres blancos y de su nueva religión a la tierra del Mayab. Nada se dice ahí, sin embargo, del año 2012 ni del fin del mundo.
Pero es cierto que hacia el 21 de diciembre de 2012 termina un ciclo cronológico de 13 baktunes (cada baktún tiene 400 tunes, y cada tun 360 días), y que suponemos que los mayas creían que al finalizar, o mejor, "completarse", cada uno de tales ciclos habría profundas transformaciones en el mundo, afectando muy especialmente al tipo de humanidad existente en él. Cabe pensar, entonces, que los mayas imaginaban esa fecha del 2012 del calendario cristiano como un replanteamiento de la creación originaria decidida por las potencias sobrenaturales. El modelo de tales posibles cambios es el Popol Vuh, un mito cosmogónico de los mayas del altiplano de Guatemala, en donde se describen los mundos anteriores al actual.

martes, 6 de enero de 2009

Algunos enigmas de la civilización maya

Me he preguntado muchas veces por qué los mayas, tan guerreros y tan buenos arquitectos, no fortificaron adecuadamente sus ciudades, por qué no copiaron las mejores armas de guerra de sus vecinos mesoamericanos, por qué no utilizaron la rueda, por qué no importaron más oro y otros metales preciosos, por qué no domesticaron otros mamíferos aparte del perro, y sobre todo, por qué no emplearon su magnífico sistema de escritura para decir en sus monumentos muchas más cosas respecto a su historia y su religión. Los antiguos egipcios hicieron todas esas cosas, pero los mayas no, y pudieron hacerlas, es decir, desde un punto de vista económico, casi debieron hacerlas. Por eso los mayas son tan fascinantes, es que no responden a un modelo universal de cultura en el cual las gentes buscan constantemente un mayor rendimiento a sus esfuerzos. Después de publicar muchas páginas sobre la civilización maya, creo que ha llegado el momento de intentar contestar a aquellas preguntas, si es que es posible. Ésa es la investigación que ahora, en el siglo XXI, me parece de verdad relevante.