FIRMA DE LIBROS

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DRAGONES

DRAGONES
Dragón en un vaso maya

jueves, 19 de mayo de 2011

Más mujeres magníficas

Alguien que ha visto el blog me dice ¿cómo es posible que no hayas mencionado a...? De acuerdo, he aquí otra breve lista de mujeres arqueólogas de primera fila, activas o desaparecidas, sin las cuales no se podría entender bien la arqueología mesoamericana: desde luego, la muy brillante Linda Schele, cuya influencia tardará mucho en desaparecer, y Prudence Rice, que sabe tanto del Petén guatemalteco, Carolyn Tate, que excavó en Yaxchilán, Wendy Ashmore, experta en patrones de asentamiento, Laurette Séjourné, que mostró inéditos rostros de Teotihuacan, Carmen Cook, una pionera en tantos campos, Esther Pasztory, interesante historiadora del arte, y las francesas Marie Charlotte Arnauld y Julie Patrois, y las españolas Cristina Vidal, Ana García Barrios, Carmen Varela y María Luisa Vázquez, y mi querida amiga mexicana Linda Manzanilla, polifacética e inteligente en grado sumo, y Virginia Miller, en fin, numerosos nombres que acuden a mi mente en tropel mientras escribo. De manera más acusada que en el Área Andina, sucede en Mesoamérica que algunas de las mejores investigadoras norteamericanas se han visto atraídas por los países vecinos del sur, ricos en monumentos y llenos de posibilidades de estudio. Junto a ellas, a las gringas, algunas mexicanas o guatemaltecas pletóricas de entusiasmo y voluntad. Una constelación espléndorosa: ¡he ahí la verdadera igualdad! En los campamentos, en los parajes más duros, en las horas y horas de laboratorio y biblioteca. Lamentando tanto la desaparición de Merle, no me cabe duda de que tiene excelentes continuadoras.

miércoles, 18 de mayo de 2011

MUJERES Y ARQUEOLOGÍA

Ha muerto Merle Greene Robertson, una gran dama de la arqueología maya, entregada toda su vida, desde muy joven, a la tarea de rescatar, estudiar y difundir, las vestigios de la soberbia civilización centroamericana. Su labor a través del Pre Columbian Art Research Institute, de San Francisco, California, con ese magnífico Boletín, con la publicación de libros, y con esa imprescindible página web que es Mesoweb, quedará durante mucho tiempo como ejemplo de lo que es necesario hacer, de lo que se debe hacer en este campo tan transitado, pero a veces también tan maltratado, que es el arte y la arqueología de las culturas prehispánicas americanas.
En el mundo de la mayística hay otros nombres femeninos muy destacados: Tatiana Proskouriakoff, igualmente historiadora del arte, Doris Stone, Clemency Coggins, o, más recientemente, Diane Chase, Barbara Fash o Anabel Ford, por citar sólo unos pocos. Las mujeres se han adentrado en las selvas del sur y sureste de Mesoamérica, y han afrontado riesgos, peligros y la dureza del trabajo, con un entusiasmo, una voluntad y una entrega que a veces son virtudes ausentes o limitadas en sus colegas masculinos. Cuando excavaba yo en Oxkintok recuerdo bien que para tareas duras, cuando era conveniente entrar en la maleza a explorar o recoger datos, contaba sobre todo con las mujeres del equipo, nunca decían que no, nunca ponían pegas o mostraban debilidad y cansancio. Algunos varones se negaban de plano a llevar a cabo esos cometidos. En las mujeres se podía confiar, fuertes, incansables, constantes, inteligentes. Por eso, Merle Greene se alzó como una arqueóloga e historiadora del arte de superior categoría, porque reunía tales cualidades y la de ser una persona amable, educada, generosa y siempre atenta a sus amigos y colegas. La recordaremos.