FIRMA DE LIBROS

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DRAGONES

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Dragón en un vaso maya

miércoles, 26 de mayo de 2010

MÁS SOBRE PIRÁMIDES

Cuando hablamos de las dimensiones de las pirámides, en Mesoamérica o en otros lugares, conviene distinguir entre el edificio propiamente dicho y el acondicionamiento del terreno sobre el que se levanta. Como es lógico, en muchas ocasiones se aprovechó el relieve del suelo para construir sobre elevaciones naturales, pequeños promontorios o simples desniveles. Por eso, la cota de la construcción artificial se puede calcular de forma inexacta. En el caso de Toniná, por ejemplo, se trata de una acrópolis con un aterrazamiento expansivo sobre un terreno favorable. En el caso de El Mirador sucede algo parecido. Y eso no resta mérito a los ingenieros y arquitectos mayas; como ocurre en la formidable obra de Monte Albán, sucede a veces que las explanadas requieren un esfuerzo mayor que los edificios que se alzan en ellas. Y las terrazas llamadas basales también; en Oxkintok la modesta -aunque muy interesante- pirámide del grupo May se levantó sobre una megalítica plataforma basal cuyo relleno exigió mover inmensas piedras para nivelar e igualar el terreno. ¿Desde dónde debemos medir la altura de esa pirámide, desde el pavimento de la plataforma, desde el suelo de la plaza frente a la fachada, o desde un terreno más lejano que no haya sido acondicionado a propósito?

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